domingo, 20 de abril de 2014

SEMANA SANTA EN SEVILLA



Comentario subido al Facebook por un compañero de luchas y que admiro y respeto mucho por su forma de ser y su compromiso. He subido su comentario sobre la Semana Santa por que es el que más me ha gustado, el que más ha reflejado el espíritu de una fiesta que a mi me crea más conflicto interior, dado que vivo en Sevilla, la he mamado desde niño, todo el mundo con el que tengo contacto íntimo le gusta y disfruta, pero a mí, no me gusta en absoluto.

Manuel Ortega escribió:

Por fin, terminó la semana santa de Sevilla. Aunque todavía habrá alguna procesión hasta mañana domingo. Llevo unos años que, por diversas razones, no salgo a ver los desfiles. Pero debo de reconocer, que la semana santa de Sevilla es un espectáculo fascinante de ver, oler, sentir y oir. Una obra coral, multitudinaria, con miles de figurantes, en la que el escenario en la que se desarrolla, son las calles de Sevilla. Más que espiritual, para muchos, ...es una fiesta mágica sensorial. Las tallas de madera de las figuras, vírgenes y cristos, algunas de varios siglos de antigüedad, espléndidas obras de arte, de un exuberante barroco. Es un museo itinerante de grandes obras de arte, que recorre las plazas y calles de la monumental Sevilla.
Y la Saeta. Puro cante flamenco, que llega al alma. Cuando un gitano canta una saeta por martinete, alcanzas el nirvana. Esa es la espiritualidad sublime.
Es la primavera sevillana, cuando el perfume del azahar de los naranjos, el olor del incienso y el del pescado frito, se confunden en el aire de la calle, mientras la música de las trompetas y tambores anuncia la llegada de un “paso”, la gente aguarda pacientemente, ver pasar las imágenes.
En la semana santa sevillana, también hay dos expresiones diferentes de la fiesta. La de la burguesía, y la del pueblo trabajador. En los barrios burgueses, las procesiones no llevan bandas de música. Desfilan en silencio. Son sobrias y austeras, en la mejor tradición de la religiosidad castellana. En los barrios populares, como Triana, La Macarena, la música, el griterío de los vecinos, nada tiene que ver con el recogimiento religioso propio del acto. El ambiente, no es ni mucho menos sagrado.
La semana santa sevillana es un buen pretexto para salir a la calle y disfrutar el gran espectáculo. También es, evidentemente, un buen negocio para el comercio y el turismo de la ciudad.

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