domingo, 15 de junio de 2014

Drogas para todxs, como se ha hecho desde siempre.


Dos buenas noticias han salido a la luz en el Estado Español, la primera es la posible legalización del hachís y la marihuana y la segunda, la posible legalización de la prostitución femenina.

La legalización de las dos yerbas alucinógenas más famosas del mundo es un éxito, porque es acabar con la hipocresía y aceptar que el ser humano siempre ha convivido con ellas, para disfrute y comodidad, desde los tiempos más remotos, un buen ejemplo es la utilización de la hoja de coca por parte de toda la población de los andes, antes de la llegada de lxs europexs... lo malo siempre ha venido cuando el capital, ha intentado ganar dinero con ellas, como sucedió en China en el siglo XIX con el opio.

La legalización de la prostitución es una buena noticia, pues puede sacar a las mujeres que se ven obligadas a prostituirse, de ese negocio y a las que conscientemente lo hacen, les abre la puerta a un futuro, pero lo que no se puede hacer es legalizar la prostitución y seguir afianzando el patriarcado como hace el PP, infantilizando a las mujeres, prohibiéndolas decidir sobre su cuerpo y fomentando una educación sexual basada en la culpa, el miedo, el machismo y el capitalismo, que hace de las mujeres objetos sexuales o impulsando el modelo tradicional de familia que desde el capital nos venden a cada paso, donde la mujer casada o con relaciones heterosexuales tiene que ser casta y pura, sometida a una moral sexual muy dura, solo encaminada a dar placer a su hombre y a dar luz a niños y niñas.

La represión sexual de la mujer, también afecta a los hombres, pues nos vemos en un papel que no deberíamos jugar, el de ser el macho de la manada, obligados por esta sociedad a ser portentos sexuales a cada paso que damos, chocando en muchos casos con nuestras parejas femeninas, criadas como hemos dicho para actuar en el acto sexual de una manera reproductiva, con lo que se suele recurrir a la prostitución para hacer cosas que en casa no se hacen por ética, dejando a las prostitutas en un limbo ético y legal muy peligroso para estas.

Ahora bien, en este sistema capitalista, que la prostitución sea legal, conlleva que las prostitutas comiencen a sufrir la opresión del capitalismo como trabajadoras, al igual que el resto de la clase obrera, por lo que si queremos de verdad terminar con la prostitución, debemos cambiar el sistema capitalista por otro más igualitario, donde cada individuo sea libre para hacer lo que vea necesario dentro de una sociedad justa y sexualmente liberada... tenemos que ir hacia una sociedad socialista.